HabitaR el Centro. Casa RP.

Un pequeño edificio histórico a unos pasos del jardín de San Francisco que alberga en el nivel de calle locales comerciales y en la planta alta un verdadero dulce de intervención arquitectónica, dando lugar a una acogedora vivienda-estudio que cuelga una sugestiva placa en la fachada que recuerda al maestro chileno de la antipoesía Nicanor Parra: “en este lugar en el año de 1847 no pasó nada”, humor histórico que la hace peculiar ya desde al exterior. La fachada tiene otros aspectos destacables; por un lado los balcones- jardinera que le dan un toque de originalidad, y por el otro una especie de pátina delicada que ofrece el tiempo a los materiales expuestos a la intemperie, en donde los antiguos letreros de otros usos de los locales permanecen ahí intencionalmente, para no descontextualizar histórica y visualmente, dejando evidente lo valioso de la integración al contexto por medio de la erosión. La propiedad ha implicado un largo proceso de reutilización a lo largo del tiempo, la planta baja parece responder a la fisonomía de finales del siglo XIX, a principios del XX se construye la segunda planta integrando una sola casa, la división de 5 locales en la planta baja y vivienda en la planta superior se efectúa en la década de los 60´s, se da otra reparación menor en la década de los 80 y finalmente para el 2008 la última intervención muy atinada que ofrece una casa-estudio de alto valor espacial.
El interior es sumamente cálido, cuenta con una amplia escalera de acceso que conduce a un iluminado distribuidor, luego una estancia-estudio, sala, comedor, área de música, cocina, recámara y un baño completo. La expresión tectónica la conforman pisos de barro, aplanados de mezcla enmasillados con cal, finos artesonados y delicado trabajo de yesería en sus plafones, con un excelente gusto en la selección del mobiliario y buena obra de Lina Lanz, Gilberto Vázquez, Jesús Sánchez Urbina, Angélica Villareal, Jesús Ramos y Ana Castelán, entre otros, dando un ambiente de coleccionista que se acerca a una galería de arte contemporáneo potosino. A lo que se suma una delicia de terraza que recuerda la premisa del maestro Barragán al referirse a la azotea como la quinta fachada, un tanto mediterránea, en donde el sol y el viento, las torres y cúpulas circundantes y las azoteas vecinas ofrecen una vista inmejorable.

“No es un museo, tampoco propiamente una colección artística y es el ambiente adecuado, el único verosímil, para ese hechizo”. Nota de Paul Westheim, en un libro de casas mexicanas sobre la mesa de la estancia principal que parece hablar justamente de este contenedor histórico de adobe, ladrillo madera y yeso.


Descripción.

 

Revista HÁBITA, No. 16.

Abril 2013.

www.revistahabita.com  

 

Texto y fotografía.

Antonio Gorab.