A unos pasos de la Alameda y del Templo de San Agustín, se encuentra un seductor espacio reciclado, en que la casa
original es sometida a una sencilla restauración y se inserta una arquitectura contemporánea sobrepuesta. Mientras que la fachada sigue guardando su fisonomía, el interior sorprende. Se respeta
en su totalidad la finca original, en términos de disposición funcional, estructural y acabados, sin embargo el espacio contemporáneo agregado en la planta superior, genera un contraste absoluto
en el lenguaje arquitectónico, enfatizado con una línea horizontal que recorre todo el edificio, respetando las alturas de las losas y muros encontrados, para diferenciar claramente las dos
épocas de la casa, donde las formas, materiales y colores entre finca antigua y añadido contemporáneo, conviven orgullosos. Acero aparente, fierro forjado, acero oxidado, cristal templado,
puertas y ventanas de madera, yeso en blanco, azul y gris oxford, masilla de cal en naranja y rojo óxido, concreto aparente, adobe, mamposteo de laja, en un suave dialogo.
El injerto contempla distintas habitaciones y servicios, y el tercer nivel aloja la cereza del pastel: una terraza con más
de cien metros cuadrados, que da sentido al espacio de la convivencia sonora, con vistas enmarcadas del centro histórico y la sierra de San Miguelito. El respeto de la planta baja original, del contexto histórico y la honestidad con su tiempo, hacen de esta pieza, una de las obras
recientes más destacadas.
Descripción.
Revista HÁBITA, No. 19.
Julio 2013.
www.revistahabita.com
Texto y fotografía.
Antonio Gorab.